No era sencillo, pero cuando depositaron toda su confianza en nuestro buen hacer, se agradece y los resultados son visibles. No era un proyecto normal, aquí había sentimiento de practicamente hermandad hacia nuestros clientes.
Una vivienda de 65m cuadrados con más de 50 años, techos bajos y unas estancias con unas distribuciones muy poco útiles…Había que hacer que el patito feo, fuera cisne.
Vivimos tan rápido que no nos damos cuenta que cada vez tendemos más a la eliminación de barreras, puertas, tabiques… Queremos soluciones fáciles y prácticas, así que a optimizar y eliminar todo lo supérfluo.
El comedor y la cocina son estancias donde empleamos gran parte de nuestro tiempo para charlar, compartir una buena comida o planificar futuros viajes. Aquí era el foco principal. Creamos una estancia completamente diáfana, sin formalidades, pero a la vez cómoda, que ayuda a tener esos momentos hogareños que tanto valoramos.
Diseñamos espacios luminosos llenos de personalidad con una influencia decorativa escandinava, destacando el dormitorio con su amplio vestidor, que invita a pasarte horas y horas provocando el bonito efecto de «quedarse un poco más en la cama».
Solo queda un detalle pendiente: ¡Disfrutarlo!
AÑO: 2016
SUPERFICIE: 65m2
CLIENTE: particular
FOTÓGRAFO: Guille Pando
COMPARTE